sábado, 1 de enero de 2011

Hasta el año que viene

¿Corbata o pajarita? Es curioso, nunca me he hecho esta pregunta. Esta noche hay que ponerse guapo. La única camisa formal que tengo, unos pantalones presentables, y los viejos zapatos de la graduación, y listo.

Cena de gala para doce comensales, parece que cada año es más pequeña, no se si da pena o es ley de vida, Tradición familiar de amigos, las familias y los hijos. “Hola ¿Qué tal como te va?” Entre anécdotas, risas, vino, entremeses. Llega el punto álgido, el instante clave, todos frente a la televisión. 12 segundos de reloj. La fruta con prisa, segundo a segundo, se resiste, se traga, se abandona, Y después….
Besos, abrazos, deseos. Te quiero mucho. ¡Salud! Mucha salud y que sigamos viendonos.
Champan y baile. Hasta luego, Ten cuidado. Besos.

Marchamos, Improvisamos el plan A, el único plan. Reunión informal en el piso. Más y más risas se funden en humo y alcohol. Un golpe, se rompe algo, pequeños accidentes, tipico, más y más risas. Juego de despistes para cazar al desprevenido, trucamos la suerte, traicionamos, nos las damos los unos a los otros. Bebe, bebe. Más risas. Unos más otros menos, al final todos ebrios.

Sigamos con el plan, nuestro refugio en la noche, el garito de siempre. Ahí la música, el alcohol, el baile, los amigos, caras conocidas y desconocidos,  la risa, el sudor, la noche y más. Poco a poco desfilan minutos y horas, va pasando la sinuosa noche. El ambiente, se hace denso, pesado, cansado. La mente se llena de flashes y destellos, empieza el turno de la desmemoria. Se tambalean nuestros cuerpos avisando, es hora de irse. Vuelta a casa.

En el camino amanece el nuevo día, las calles vacías como nunca, ausentes.
Los pies destrozados, arrastran inconscientes nuestro peso plomo hasta la cama.
Hay restos en la mesa, la basura por todos sitios, copas a mitad de champan,
Cotillón, bombones, pelucas y disfraces se mezclan con la luz tenue,
Hacen una bonita postal de cómo fue la fiesta, más que una anécdota.



Despierta. Suena el teléfono, el sabor amargo pegado al paladar y la pesadez en el estómago. Es resaca.
Hemos quedado para almorzar, y casi sin saberlo, para reírnos juntos y desgranar la noche detalle a detalle.

Pasa la tarde, llegamos a casa, una ducha caliente, vapor, piel limpia, como nuevo. Es hora de descansar.  

Otro año nuevo se esfuma, otro año incierto se supone.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Los recuerdos siguen viniendo y con ellos la risa.
Buen resumen.Buena noche.Mala resaca.

Anónimo dijo...

bonito monumento hace que parezca incluso mejor lo que vivimos, eso es lo que hacen las palabras...

Ingravido