Bombas para (in)conscientes

Bumm! Otro sonoro estallido cae a mis pies. Me bombardean desde cualquier punto. Son mercenarios y déspotas, el engranaje del sistema, los interesados de turno que miran en mi bolsillo para sacarme lo que llevo mientras balbucean bonitos disparates tratando de persuadirme. Puedo oír a mis espaldas como se frotan las manos imaginando que pronto seré una victima más al caer.

Una sarna de mentiras e intereses que disimulan con la letra bien pequeña, situada lo más lejos de mi vista, para que no vea las condiciones y los requisitos. Para que luego me trague sus propósitos, mientras ellos llenan maletines, gracias a su estrategia y la supuesta insensatez de los “inconscientes” que le siguen el juego, donde pretenden incluirme.

Dicen que me ofrecen en bandeja una “oferta” jugosa, que aproveche el momento, que es lo mejor para mi!

Me río, aunque me jode, lo peor es que aún sabiendo de qué va la cosa, aun maldiciéndolos y creyendo por momentos que puedo luchar contra gigantes, me doy cuenta de que ni siquiera puedo escapar, que es lo más fácil.

Ni siquiera pregunto cuanto tiempo dura esto

Sé que volverá a empezar en cuanto caiga la próxima bomba.

Quizás sólo me cabe intentar mirar hacia otro lado, donde no haya estúpidas tentaciones y falsas promesas, y si razones coherentes llenas de decencia. Hacer oídos sordos a tantos estallidos.